El sector conservero de pescados acumula ya pérdidas de 43 millones por la huelga del transporte
El sector de conservas de pescado y marisco de España ha perdido desde el 14 de marzo, cuando se inició la huelga del transporte, 43 millones de euros en facturación, lo que representa aproximadamente el 2,6% de los 1.651,5 millones de euros alcanzados en 2021.
Las alzas desmesuradas del coste del gasóleo ha provocado que muchos pesqueros estuvieran amarrados al no salirles a cuenta faenar, por lo que escasea su materia prima. Anoche mismo, el sector pesquero anunció que desconvocaba el paro de la flota tras reunirse con el Gobierno.
«Los camiones no cargan en las lonjas, ni los barcos están pescando. No hay pescado», aseguró a este diario Roberto Canal, secretario de la Asociación de Conserveros de Asturias, donde el seguimiento del paro decretado por la flota pesquera ha sido de los más altos a nivel nacional, por lo que le es imposible comprar anchoa para su fábrica de conservas. Explicó que el poco pescado que hay es gracias a la pesca de bajura y acaba en manos de «mayoristas fuertes», que están pagando el doble de lo que cuesta habitualmente. «Un pescado que puede valer el kilo a 1,30-1,80 euros se está pagando a casi tres euros», subrayó.
«La madre del cordero es el precio del combustible. Con este precio ni se puede pescar, ni transportar», resumió Canal, que agregó que «aunque el gasóleo de los pesqueros está subvencionado, como el precio ha subido mucho, es como si no tuviese esa subvención», señaló.
Estrella Fernández, responsable de gestión de ventas de la Real Conservera Española, dijo a OKDIARIO que todo el producto que compra para procesar ha subido un 7% respecto al año pasado. Por ejemplo, el kilo de erizo que el año pasado pagaba a 85 euros el kilo ha pasado a 90-95 euros, mientras que las huevas de merluza que antes costaban siete euros el kilo ahora lo adquiere a 10 euros. Es decir, sus costes de producción están aumentando.
Esto se suma a la escasez de aceite de girasol, ante la falta su suministro por la guerra de Ucrania, de donde España importaba hasta ahora el 70% de la cifra total que consume.
Como resultado, el sector vive una situación delicada. Grupo Calvo cerró este lunes su fábrica en Carballo (A Coruña) por los problemas para garantizar la salida de producto y la entrada de suministro a causa de la huelga del transporte. En el caso de Real Conservera Española, que aprovisiona la línea de productos gourmet de El Corte Inglés, la actividad de su planta de producción se suspendió el pasado viernes.
La huelga de transporte ha tenido mucho que ver, dado que las mercancías están paralizadas en el muelle de carga y la empresa no puede abastecer a sus clientes, tanto nacionales como internacionales. La conservera exporta a Europa, Estados Unidos, Australia, Emiratos Árabes Unidos y Hong Kong. Sin embargo, las restricciones logísticas están haciendo que deje de ganar dinero porque no puede distribuir el pescado ya procesado. «Voy a perder la venta del erizo de este año», se lamenta Fernández.
Su proveedor perdió el género de tres camiones por la huelga, en total se estropearon 60 toneladas de pescado fresco que no pudo aguantar en las cámaras de refrigeración. Iba mayoritariamente dirigido a Mercabarna -el polígono alimentario que concentra los mercados mayoristas de la ciudad de Barcelona y alrededores-, pero también se iba a distribuir en Andalucía y Galicia.
Incierto futuro
El secretario general de la patronal del sector Anfaco-Cecopesca, Juan Vieites, señaló en declaraciones a este periódico que «existen grandes incertidumbres sobre si será posible recuperarlo hasta final de año, teniendo en cuenta que la logística necesitará semanas para recuperarse». Asimismo, la dificultad en el abastecimiento de materias primas, como los aceites vegetales, la pérdida de competitividad con motivo del contexto económico y el comportamiento del consumo serán otros desafíos que afrontarán las empresas conserveras, apuntó.
Llueve sobre mojado para esta industria. El año pasado redujo su producción un 5,9% en valor con respecto a 2020, año en que el sector vivió una explosión de ventas con el confinamiento derivado de la pandemia, pero esos datos también son peores que los de 2019.